Hoy, Las rubias también leen llega con una novela un tanto especial: Tocados. En los meses que Las rubias lleva de vida, se trata de la reseña que ha supuesto un mayor reto.
¿Qué hace de Tocados tan especial? Para empezar, un hecho totalmente subjetivo: conozco personalmente a Damián Alcolea, lo que, admitámoslo, es un desafío a la hora de comentar su novela (¡menos mal que el libro me ha gustado!). Además, no estamos ante una novela al uso: en Tocados, la narración tradicional de una novela se combina, con retoques, con la propia de los chats y blogs de internet. De hecho, internet tiene mucho que ver en el origen de este libro y, al mismo tiempo, los fragmentos de blog son la excusa perfecta para superar la estructura de una novela e introducir pequeños fragmentos de información divulgativa sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
Veamos qué puedes esperar de Tocados y porqué deberías leerla.
Tocados, editada (muy bien editada, por cierto) por Plataforma Editorial, es la primera novela de Damián Alcolea, un actor manchego (por mucho que me empeñe en hacerle murciano, Socuéllamos está en Ciudad Real)... ¿Actor? Sí. La interpretación, tanto como actor como formador, es la actividad principal de Damián Alcolea (que hasta poco antes del verano, también era tenor en el coro góspel Living Water, ¡una delicia!). Puede que reconozcas a Damián por alguno de sus papeles en series televisivas tan populares como Los hombres de Paco, Siete vidas, Aida, Águila Roja o El internado, además de varios anuncios y algunas películas.
O igual le reconoces porque últimamente es habitual encontrar entrevistas suyas en los medios audiovisuales y escritos (para estos y más detalles, te remito a su club de fans). Actualmente, Damián Alcolea se ha convertido posiblemente en la cara visible más amable en nuestro país de una enfermedad como es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Y el TOC es precisamente el tema de fondo de su novela. No en vano, Tocados es el nombre que se dan entre sí los afectados por el TOC. Tocado está el protagonista de la novela, Adrián Díaz, un joven actor de provincias en Madrid. ¿Te has fijado en el parecido entre los dos nombres? Damián y Adrián. ¡Y los dos son actores! Personalmente, pienso que no es accidental, lo que no significa necesariamente que exista una correspondencia absoluta entre el autor y su protagonista (aunque comparten algunos rasgos biográficos más).
Al comenzar la novela, Adrián se queda sin trabajo, sin novia y sin casa en un intervalo de tiempo récord. ¡Toma ya! No temas, no te he reventado la novela porque esta historia es menor. Es más, esta historia con final feliz (desde la primera página se ve claramente que Tocados va a acabar bien, que tiene que acabar bien) llega a ser un tanto irrelevante.
En esta parte de la novela, la narración es correcta y se lee muy fácilmente. Tal vez se abusa de adjetivos recurrentes, nada grave. Sí sorprende, posiblemente para bien, que renuncie al componente de comedia romántica, porque, de haberlo incluido, no sería difícil imaginar una adaptación cinematográfica (en realidad, curiosamente, es al revés: Tocados parte de un guion cinematográfico). Como anécdota diré que me causó cierta inquietud el no tener claro en qué estación del año transcurre la novela: sabemos que estamos en Madrid pero no me termina de encajar la indumentaria de Adrián (eso pasa por fijarse en estos detalles). En definitiva, por sí misma, esta parte de Tocados no destaca especialmente, más allá de por unos amigos pintorescos que, de haber tomado otros derroteros el relato, hubieran podido dar bastante juego.
La verdadera razón de ser de Tocados está en el TOC: Damián Alcolea quiere contar la historia de una persona con TOC. Adrián no deja de ser una persona con una enfermedad mental sobre sus espaldas, con TOC. Todos tenemos manías, sí; pero a Adrián le paralizan o le hacen entrar en algún bucle. En su parte de novela al uso, el TOC es la causa de buena parte de los padecimientos de Adrián, que cuenta, como contraparte, con la ayuda que le proporciona Julia Whyler, terapeuta retirada; un personaje precioso que también arrastra lo suyo (si Tocados se convierte en película, no puede ser otra que Meryl Streep). Y esa sensación está muy bien explicada.
El TOC no sólo interfiere en la vida de Adrián. En Tocados, el TOC es el protagonista absoluto en las secciones del chat incluidas, escritas acertadamente en tono tragicómico, y sobre todo en los fragmentos de blog. Porque Adrián Díaz crea y escribe en el blog Diario de un TOC. En estas secciones, el estilo del libro cambia drásticamente (incluso, puede resultar algo chocante). Bajo la apariencia de un blog, Tocados, se convierte en algo muy serio, en pequeños artículos que presentan y difunden de forma sencilla la información más relevante sobre la enfermedad.
Pues bien, rubia, para terminar esta reseña te reservo una sorpresa: desde 2007 Damián Alcolea es el creador y autor del blog diariodeuntoc.blogspot.com. Tocados, la novela, surge de este blog (es más, los pasajes del blog del libro son adaptaciones del blog real), al que te recomiendo que eches un ojo si quieres conocer algo más del TOC (tampoco te pierdas los anexos finales de libro). En mi opinión, ésta es la parte clave del libro. Tocados es una historia de obstáculos y de superación, no sólo por parte de Adrián. Una historia en la que se alcanza una meta nada sencilla: la paz interior. No se trata de un libro de autoayuda, sino que es un libro que ayuda.
Tengas TOC o no, su lectura resulta interesante.
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