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Las escuelas que cambian el mundo

¡Ya estamos de vacaciones, rubias! Hace unos días, el último día de trabajo, aproveché para grabar en el despacho mi comentario sobre Las escuelas que cambian el mundo, de César Bona, editado en 2016 por Plaza & Janés (puedes acceder aquí a las primeras páginas del libro). Un libro imprescindible si te preocupa la educación o, como es mi caso, si eres profesor.


Empecemos por lo obvio. El título ya te indica que no estamos ante una novela, quede claro. Las escuelas que cambian el mundo es un libro donde se explican, de una manera muy amena y con gracia, las experiencias docentes y educativas de siete escuelas, colegios e institutos (no hay universidades, cosas de la vida). Claro está, no de siete escuelas cualesquiera, sino de siete casos de éxito en los que aplican metodologías docentes diferentes a la más tradicional. Con todo lo bueno y malo que eso conlleva, si bien este libro, marcadamente positivo (pero no sesgado), destaca los aspectos favorables y destacados. En concreto, los siete centros seleccionados pertenecen a la red española de Escuelas Changemakers de la Fundación Ashoka.
Las escuelas que cambian el mundo es un libro de carácter divulgativo, no un manual de teoría de la educación (entre otras cosas porque no son experiencias teóricas, sino reales) por lo que no vas a encontrar argumentaciones y explicaciones sesudas, sino planteamientos y propuestas que pretenden dar a entender que otra forma de educar es posible. ¡Y qué mejor manera de hacerlo que dando a conocer algunas de esas experiencias narradas en primera persona por sus promotores, profesores, alumnos y padres! En esa otra forma de educar, sin descuidar el contenido académico, prima una educación integral de los niños, no sólo el volcado de conocimientos. El aprendizaje colaborativo, el aprendizaje basado en proyectos y el aprendizaje servicio están detrás de varias de estas experiencias. La formación en valores, el respecto, la implicación, el compromiso social y la participación de los niños impregnan las páginas de libro.
Las escuelas que cambian el mundo me ha parecido muy interesante, pensando en el público en general y en los docentes y padres de los niños en particular. A mí, personalmente, como profesor, si bien la universidad parece que está en su torre de marfil, al margen de estas cuestiones relacionadas con la docencia del mundo de los mortales, me ha parecido muy valioso por un motivo: por su capacidad para motivar; en concreto, me refiero a la motivación para mejorar, para llevar a cabo (o continuar, dependerá de la fase en la que esté cada uno) innovaciones docentes que mejoren la formación de sus estudiantes. Y eso se merece un solo calificativo: ¡genial!
Suele decirse que en estos dos últimos siglos el mundo ha cambiado mucho pero que la forma de explicar en clase sigue siendo la misma. No comparto esta frase al cien por cien, pero lo que puedes tener por seguro es que en Las escuelas que cambian el mundo, puedes encontrar siete buenos ejemplos en los que la educación ha superado su visión más tradicional y, como docente, siete casos a partir de los cuales puedes inspirarte para llevar a cabo tu propia revolución a la hora de dar clase.
¡Buen verano y mejores vacaciones!
PD: Si te quedas con ganas de más, recuerda que César Bona también es el autor de La nueva educación, de 2015, también en Plaza & Janés (no lo he leído y espero conseguirlo a través de alguna biblioteca, pero también tiene muy buena pinta).



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